Las audiodescripciones pueden parecer a priori un formato sin mayor misterio (introducir descripciones en los silencios). No obstante, como en el resto de disciplinas tratadas, hay una serie de requisitos que debemos cumplir y, si en todas ellas cumplirlos es obligatorio, en las audiodescripciones adquieren una relevancia especial; unos subtítulos chapuceros deterioran la calidad, pero se pueden seguir. Sin embargo, una audiodescripción que no se ajuste a sus pautas puede deteriorar el producto por completo.
Lo primero que debemos conocer son los requerimientos de formato:
La audiodescripción siempre se redactará en 3ª persona, con un lenguaje activo (esto es, "un coche atraviesa una carretera desierta" en lugar de "aparece/se ve un coche atravesando una carretera desierta", por ejemplo).
Bajo ningún concepto podemos solapar diálogos o elementos auditivos relevantes. En el caso de los diálogos, por motivos obvios. Además de evitar "comernos" los elementos de audio importantes, debemos utilizarlos a nuestro favor (es mucho mejor que el invidente escuche el timbre de una puerta que describirle "llaman a la puerta").
La redacción debe ser ágil y gramaticalmente impecable. El narrador no es un intérprete, nuestro texto se diseña para ser leído y debe, en multitud de ocasiones, integrarse en lapsos de tiempo muy breves, con lo que la redacción sucinta, clara y correcta a nivel gramatical es básica.
Debemos evitar utilizar el lenguaje cinematográfico, aunque hay tres excepciones. Podemos referir: "a cámara lenta", "a vista de pájaro" y "flashback"; el resto ("primer plano sobre Elena", por ejemplo) no tienen cabida.
Hay que respetar los silencios dramáticos. Suelen ser tan connotativos, o incluso más, que los diálogos. Por ende, debemos evitar caer en la tentación de aprovechar esos lapsos para incluir información.
No podemos aportar puntos de vista. "La malvada hermanastra" es un ejemplo claro de error en este sentido.
No debemos adelantar acontecimientos de la trama. En audiodescripción es habitual adelantar la puesta en contexto de escenas posteriores en las que no existen silencios (por ejemplo: "Helen y Tony suben al coche y recorren la ciudad hasta llegar al restaurante. Allí, les sentarán en un reservado", para posteriormente escuchar la conversación que mantienen en el coche y la que mantendrán con el maître). Cuando aprovechemos esta técnica de anticipación, debemos evitar "destripar" nada.
A nivel de la información que debemos incluir, cimentaremos nuestras audiodescripciones en base a dos premisas: describir a los personajes en cuanto aparecen y describir las acciones y cómo se desarrollan. Aquí, debemos dar toda la información relevante que sea posible en los lapsos de silencio. Como en multitud de ocasiones será imposible detallarlo todo, existe una suerte de norma jerárquica de relevancia. Explicaremos los detalles siempre desde lo más amplio a lo más concreto (esto es, antes de entrar el detalles como que un personaje lleva un reloj debemos decir si es joven, adulto o anciano, por ejemplo). Cuando describamos acciones y situaciones, debemos seguir siempre el siguiente orden para la información:
En primer lugar, el cuándo;
En segundo, el dónde;
En tercero, el quién;
En cuarto, el qué;
Y finalmente, el cómo.
Sin duda, tras leer estos requisitos es fácil deducir que la audiodescripción es una disciplina muy exigente, casi abrumadora. Sin embargo, la experiencia me ha demostrado que, amén de ser un desafío sumamente interesante, saber que tu trabajo sirve para hacer accesible a los invidentes otra forma de entretenimiento y conocimiento hace que merezca la pena el esfuerzo.
Con esto concluimos la parte introductoria de las cuatro disciplinas. En la siguiente entrada retomaremos el subtitulado, ya desde una vertiente práctica, aunque también profundizaremos en los conceptos ya tratados e incorporaremos nuevos. Para concluir, nos gustaría enlazaros un vídeo que muestra una iniciativa, ya en marcha, para hacer el cine más acccesible para tod@s.
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